A un trabajador más joven que tú: “Hablas igual que mi hijo/hija.”
Este comentario puede parecer inofensivo, pero piensa lo que estás diciendo. Tu compañero no es tu hijo o hija y comparar a un compañero independiente de la generación Yo Milenio con tu hijo que está en casa puede resultar insultante.
Comparar a tu joven compañero con tu hijo traspasa las líneas de la profesionalidad porque le estás diciendo que le ves como a un subordinado. Demuestra a tus compañeros jóvenes que les tomas en serio y evita compararlos con tus hijos.