Joshua Phillips, enfermero de Eastern State, un hospital psiquiátrico en Spokane, WA, tiene un historial de comportamiento agresivo y violento fuera del trabajo. Casi mató a una colega con la que estaba saliendo, pero eso no impidió que sus supervisores lo mantuvieran en su puesto. Ahora, se sospecha que mató a otra enfermera con la que estuvo involucrado sentimentalmente. Los fiscales han acusado a Phillips de intento de homicidio y homicidio en primer grado. Su juicio está programado para finales de este año.
Señales de abuso
Phillips ha recibido varias felicitaciones a lo largo de su carrera como enfermero, pero su vida personal insinúa un lado mucho más oscuro. Su ex esposa solicitó una orden de restricción en 2001 después de enterarse de que Phillips estaba usando metanfetaminas. Ella alejó a su hija de él, pero él las encontró, arrancó a la niña de los brazos de la madre y amenazó con quedarse con ella a menos que su esposa aceptara estar a su lado. Posteriormente argumentó ante el tribunal que su esposa era la agresora y la orden de protección fue desestimada. Finalmente, solicitó el divorcio en 2015.
Luego, Phillips comenzó a salir con una mujer llamada Jennifer, una asistente de seguridad psiquiátrica en Eastern State, que solo quiso dar su nombre por razones de privacidad. Recuerda haber llegado al trabajo un día, aturdida y con moretones en todo el cuello después de que Phillips la hubiese agredido la noche anterior. Ella contó a la policía que la inmovilizó y comenzó a estrangularla cuando trató de romper con él. Jennifer logró liberarse después de morder su brazo y alertó a su hijo, quien llamó al 911. Declaró que pensó que Phillips iba a matarla.
“Esa mirada, nunca la olvidaré. Dijo que no me dejaría ir y que nadie más podía tenerme. Esas fueron sus palabras”, dijo a la revista Inlander después de la terrible experiencia.
Señaló que él solía fingir heridas para que ella pareciera la abusadora. Incluso le dijo a la policía que tenía que ser internada en el centro médico Providence Sacred Heart para una evaluación psiquiátrica. Fue puesta en libertad al día siguiente.
Phillips fue arrestado y acusado de agresión en segundo grado en julio de 2019. Un compañero de trabajo recuerda haber encontrado a Jennifer acurrucada sola en la sala de descanso. La animaron a informar del incidente a su supervisor.
Pero en lugar de dar seguimiento a los reclamos de Jennifer, el hospital permitió que Phillips continuara trabajando en las instalaciones mientras su cargo criminal aún estaba pendiente. Lo colocaron en una posición de autoridad sobre ella, a pesar de que Jennifer tenía una orden de restricción aprobada por la corte en su contra.
Varios empleados advirtieron a la gerencia que Phillips era peligroso y que no debería estar trabajando allí, pero sus preocupaciones fueron descartadas. Más tarde se declaró culpable de cargos menores con pocas consecuencias por sus acciones. Incapaz de trabajar con él, Jennifer finalmente renunció a su trabajo y se fue de la ciudad para alejarse de Phillips.
“Nos ignoraron completamente”, mencionó un empleado. “Fuimos testigos de lo que hizo. Intentamos sacarlo de allí. Y no nos tomaron en cuenta”.
Sospechoso de homicidio
Un año después, Phillips está involucrado en otro crimen. Está acusado de asesinar a sangre fría a una de sus colegas. Kassie Dewey, de 35 años, quien había sido técnico de salud mental en Eastern State durante más de una década. “Desde el momento en que comenzó a caminar, fue un alma fuerte”, dijo su amiga y colega, Kim Domitrovich. “Kassie era una mujer fuerte”.
Los registros muestran que Phillips trabajaba en una parte del hospital separada de Dewey. Cuando comenzaron a salir, varios colegas trataron de advertirle sobre su violento pasado, pero Dewey quería creer que Phillips no era tan malo como todo el mundo creía.
Varios empleados dijeron que Phillips comenzó a difundir rumores de que Jennifer había mentido sobre el abuso, y en su mayoría funcionó. “Este tipo había convencido a la mitad del hospital de que Jennifer estaba loca”, dijo un empleado. “Y la otra mitad no sabía qué pensar”.
Dewey ignoró las señales de advertencia y los dos finalmente se mudaron juntos. Eran conocidos por tener discusiones a gritos. En febrero de este año, Dewey fue arrestada por violencia doméstica después de que Phillips le dijera a la policía que había intentado estrangularlo. Fue acusada de agresión en segundo grado, pero Dewey declaró que no recordaba haber sido violenta con Phillips.
Cuando el hospital se enteró, reasignaron a Dewey a otra área del hospital. Después de que se desestimaron los cargos, regresó a su puesto habitual. En abril, Dewey echó a Phillips de la casa y cambio las cerraduras. Dos días después, los registros muestran que él se coló en su casa y esperó a que ella regresara. Luego la atacó cuando entró, apuñalándola 26 veces. También hirió de gravedad a su hija de cinco años, Lilly.
Phillips ahora ha sido acusado de homicidio en primer grado e intento de asesinato. Actualmente se encuentra en la cárcel del condado de Spokane enfrentando una fianza de 1.5 millones de dólares, y su próxima cita en la corte está programada para el 4 de junio.
Acabando con una de los suyos
Jennifer se horrorizó más tarde al enterarse del asesinato de Dewey. Comentó que el hospital debió haber tomado en serio sus inquietudes en 2019 y despedir a Phillips. “La gerencia conocía la situación y decidieron lavarse las manos, es una vergüenza”, declara Jennifer.
Mark Kettner, director ejecutivo de Eastern State, envió un correo electrónico dos días después de la muerte de Dewey. “Todos estamos de duelo por la trágica muerte de nuestro valioso miembro del equipo, Kassie Dewey. Pido que respetemos la dignidad y la privacidad de Kassie al no comunicar ni divulgar información a los medios”, decía el correo electrónico.
También agregó que la violencia doméstica es un “problema continuo en nuestra comunidad” y que el hospital “explorará el sistema o los cambios de política que puedan necesitar ser adoptados para asegurar que se puedan evitar futuras tragedias”.
El personal de enfermería del hospital estaba furioso. Dicen que pedirles que no hablaran con los medios de comunicación muestra cómo el hospital está tratando de encubrir el asesinato de Dewey. “Podrían haberlo detenido y saben que podrían haberlo detenido”, dijo un empleado. “Es una táctica de miedo”.
Los registros muestran que el hospital no investigó después de que Phillips fue acusado de agresión en 2019. El hospital explicó que los cargos fueron desestimados, por lo que no justificaron una investigación interna.
Mary Shultz, abogada de Spokane que se especializa en derecho laboral, dice que Eastern State debería haber hecho más para proteger a sus empleados. “Era un problema potencial alarmante, una amenaza potencial y una inestabilidad potencial colocar a esa persona alrededor de otros empleados. Y hay personas muy vulnerables dentro de esa instalación”, señaló.
“Obviamente, el hospital no debía convertirlo en supervisor de la víctima si tenía una orden de restricción”, agregó Schultz.
Más tarde, después de asistir al funeral de Dewey, Jennifer dijo que quiere que la gente se tome en serio este tipo de amenazas. “Nunca quise la lástima de nadie. Solo quería, al menos, comprensión”, dice Jennifer. “Quiero decir, trabajamos en esta industria para ayudar a otros. Al menos traten de ayudar a su propia gente”.