Los artículos, blogs e historias que se centran en las mujeres en carreras tradicionalmente dominadas por hombres no son nada nuevo – las mujeres como ingenieras, trabajadoras de construcción e incluso las doctoras son focos de atención popular, por dar un ejemplo. Sin embargo, existe un campo profesional dirigido tradicionalmente por mujeres que en los últimos años se ha ido amplificando por el ingreso de hombres, haciendo sus propios nuevos y frescos titulares: La Enfermería. En la actualidad, los enfermeros no solo ingresan al campo en cifras impresionantes, sino que también sobresalen en la que ha sido una línea de trabajo estereotípicamente femenina.
Claire Cain Miller, una corresponsal del New York Times, escribe con frecuencia sobre temas y asuntos de género para The Upshot, un sitio web del Times. Ella relata que a menudo las personas asumen que escribir sobre género significa escribir sobre mujeres. Sin embargo, escribir sobre hombres es igual de importante, señala.
En su artículo del 8 de enero de 2018 en el New York Times, Turning Up the Pink Collar (Doblando el Cuello Rosado), Miller recuerda cómo hacia entrevistas a enfermeros sobre sus carreras cuando el movimiento #MeToo estaba comenzando; cuenta cómo los hombres a los que entrevistó parecían muy distintos a los que estaban en el centro del movimiento. “Los hombres que me hablaron sobre su llamado al cuidado no se parecían a los hombres que se aprovechan de las mujeres”, señala.
Si bien muchas personas identificarían a los hombres con los rasgos tradicionales y estereotípicos del carácter masculino de dureza, seriedad y carencia de demostraciones emocionales, los enfermeros establecen una adición diferente y única: la compasión. Los hombres que entrevistó estaban enfrentando el conflicto no solo de la atención cultural al movimiento #MeToo, sino también al hecho de que eran hombres que trabajaban en una profesión tradicionalmente femenina.
Incremento de Cuello Rosa
“Trabajos de cuello rosa” es un término que se utilizó por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial para describir los trabajos ocupados mayormente por mujeres. En aquel entonces, incluía trabajos como transcriptoras, mecanógrafas, maestras, secretarias y – lo adivinaste – enfermeras. Casualmente, también se utiliza para describir los mismos trabajos históricamente menos valorados, tanto en cuanto a prestigio como a remuneración. Si bien estos trabajos de cuello de rosa actualmente están aumentando en número y respeto, con los trabajos que tradicionalmente están dominados por hombres está ocurriendo exactamente lo contrario.
¿Pero por qué?
Primeramente, existe un número creciente de hombres que quieren involucrarse más como padres con sus hijos que en las generaciones anteriores, y muchas “carreras de hombres” no les dan el tiempo para eso. En segundo lugar, el mercado laboral manufacturero que sostuvo a las familias durante décadas después de la Segunda Guerra Mundial ha desaparecido en gran medida. Este cambio está forzando a las personas a cambiar la manera en que trabajan; muchos hombres están dejando los trabajos de cuello azul que están desapareciendo para gravitar hacia las carreras de cuello rosa con el propósito de seguir siendo parte de la fuerza laboral.
Igual Aún No Quiere Decir Igual
La mayoría de los enfermeros parecen ser conscientes de los problemas que rodean el movimiento actual por el feminismo, y muchos reconocen el hecho de que a pesar de que representan la “minoría” en el campo de la enfermería, todavía tienen y se benefician de los “privilegios sociales masculinos” – como el hecho de que, en promedio, los enfermeros siguen ganando más que las enfermeras.
¿De qué más son conscientes los enfermeros masculinos? No solo saben que no se ajustan al rol acostumbrado de una enfermera, sino que también están al tanto de que no siempre se ajustan al rol tradicional general de la masculinidad. Muchos enfermeros entrevistados por Miller declararon que les molestaban las campañas de reclutamiento – una en particular que molestaba a muchos hombres en comparando el esfuerzo del campo de la enfermería con escalar una montaña.
Masculino + Femenino = Humano
La mayoría de los hombres entrevistados por Miller coincidieron en que ser una persona afectuosa debería contemplarse como una característica masculina. La compasión, por lo tanto, debe considerarse un rasgo humano, y no expresamente masculino o femenino, ¿verdad? Los enfermeros no tenían ningún problema para hablar de su pasión por sus trabajos, pero muchos se mostraban más incómodos y no estaban seguros al discutir sobre los roles de género. Los enfermeros con mucha frecuencia coinciden en que si bien es importante que todos los pacientes, independientemente de su sexo, puedan hablar sobre sus sentimientos, saben que la mayoría de los chicos aún no han sido educados para hacerlo. El estereotipo en gran parte aún es real en cuanto a que los hombres deben ser firmes, incansables, resistentes, indiferentes y dominantes.
Adam White no es tu estereotipo de estudiante de enfermería: es alto, barbudo y profundamente apasionado. Durante la entrevista con Miller, White explicó: “Creo que debemos alentar a nuestros chicos a extender los temas en los que culturalmente se les permite estar interesados, para apoyar sus manifestaciones de emoción y empatía, y permitirles ser vulnerables”.
Jake Creviston, un enfermero practicante de psiquiatría y antiguo capitán de barco de la Guardia Costera, estaría de acuerdo. Como una vez en que asistió a una sesión grupal con otros veteranos, uno de ellos mencionó sus experiencias como soldado. Creviston contó: “Este tipo fornido estaba diciendo, ‘Como hombres, nos enseñan a contener nuestras emociones, y acabo de regresar de la guerra – ¿y saben lo aterrador que fue?’” Y todos los ancianos, los soldados, los “tipos duros” masculinos tradicionales lo miraban y asentían totalmente de acuerdo mientras él hablaba.
Por Qué Necesitamos Collares Sin Color
¿Por qué es tan importante la diversidad en el lugar de trabajo? ¿Por qué debería importarnos si hay más enfermeros o más ingenieras que en generaciones anteriores? Una de las razones más importantes es porque las personas con orígenes distintos e identidades diferentes aportan una serie de beneficios a una variedad de ámbitos profesionales. “Diferente” a menudo puede servir como sinónimo de “nuevo” y cuando se rompen las barreras, se implantan nuevos puntos de vista, nuevos vientos, nuevas fortalezas y nuevos puntos estratégicos. Estas novedades están liderando lenta pero seguramente el camino hacia una fuerza de trabajo más diversa y más fuerte – sin importar el color del collar que utilice.