El Journal of the American Medical Informatics Association ha publicado una nueva investigación que analiza cómo las historias clínicas electrónicas (HCE) y los datos generados por los pacientes pueden provocar el agotamiento en situaciones clínicas. Probablemente estés acostumbrada a introducir datos y hacer clic en menús virtuales durante todo el día, pero ¿cómo afectan estas herramientas digitales a tu salud física y mental?
Es más complicado de lo que podrías pensar.
El problema de las HCE
El informe procede de Jiancheng Ye, estudiante de doctorado de la Universidad Northwestern. Descubrió que las HCE y la integración de los datos de los pacientes pueden crear desafíos y obstáculos en el trabajo. Los profesionales van a trabajar para atender a otras personas, pero toda esta tecnología puede entorpecer su labor.
Estamos acostumbrados a pensar en el agotamiento como un efecto secundario de las largas horas de trabajo, de las situaciones de vida o muerte y del estrés de trabajar en una pandemia, pero esa no es toda la historia.
Como escribe Ye, “el agotamiento clínico no es sólo un síndrome de extenuación emocional, sino también un tipo de procacidad sobre las responsabilidades del trabajo. El agotamiento es una reacción marcada por la falta de sensación de logro, el efecto del agotamiento emocional y la experiencia de despersonalización”.
Al fin y al cabo, es probable que no te hayas metido en la industria de la salud para estar todo el día sentada delante de un ordenador. Y esos sentimientos de frustración pueden provocar una disminución de la satisfacción laboral, un bajo rendimiento en el trabajo y un aumento del estrés y la ansiedad en el piso.
Cómo la tecnología y la información del paciente conducen al agotamiento
Los profesionales de la salud reciben información de los pacientes de todas partes. Tanto si el paciente utiliza un dispositivo de monitorización remota o un smartwatch, como si responde a preguntas en la consulta del médico o rellena un formulario antes de su cita, las enfermeras y los médicos suelen dedicar su tiempo a analizar todos estos datos mientras los introducen en el historial de la persona.
“Junto con las historias clínicas electrónicas desplegadas, los portales de pacientes y la mensajería segura, estos nuevos tipos de datos permiten a los pacientes participar activamente en el proceso de atención sanitaria, mejorando aún más la conexión con sus médicos”, escribió Ye en el informe.
Pero toda esta información adicional puede desconcertar a algunos proveedores.
Ye lo divide en tres categorías distintas:
- Tecnoestrés:
El término tecnoestrés se refiere al estrés o a las enfermedades psicosomáticas causadas por el trabajo diario con la tecnología informática. Esto les ocurre a los trabajadores de prácticamente todos los sectores, pero las enfermeras y los profesionales sanitarios pueden ser fácilmente víctimas del tecnoestrés en el trabajo, especialmente si no están familiarizados con las herramientas que se les han asignado. Esto puede provocar lo que se conoce como “sobrecarga tecnológica” y sentimientos de inseguridad tecnológica.
- Presión de tiempo:
Muchas de estas herramientas pueden provocar retrasos que restan valor a la experiencia del paciente. En lugar de intentar establecer una conexión humana, los proveedores tienen que interpretar estos datos mientras se enfrentan a estrictas limitaciones de tiempo. Aunque los periodos de asignación de los pacientes se mantienen constantes, algunos proveedores se ven presionados a hacer más con su tiempo, a pesar de los retos que supone trabajar con complejos sistemas informáticos.
Como escribe Ye, “los médicos tienen que trabajar más y más rápido porque el tiempo no se ha ampliado”.
- Problemas relacionados con el flujo de trabajo:
La tecnología también puede provocar agotamiento cuando los proveedores están agobiados con mensajes, notificaciones emergentes y alertas, especialmente si algunos de ellos son duplicados o no esenciales.
“En algunos casos, los sistemas de datos sanitarios generados por el paciente envían la información del paciente directamente a un médico, probablemente a través de sus teléfonos móviles o sistemas de mensajería electrónica. Este mecanismo, si bien es eficiente en situaciones de emergencia, puede resultar pesado para los proveedores y llegar a fatigarlos si no todas las notificaciones son relevantes”, añadió Ye.
Cómo superar el agotamiento relacionado con la HCE
El informe incluye varios consejos para ayudar a los centros de salud y a su personal a afrontar estos problemas. La tecnología sanitaria ha llegado para quedarse, pero no tiene por qué contribuir al agotamiento y la fatiga de los profesionales.
“Si a los médicos les resulta fácil y cómodo revisar e interpretar los datos sanitarios generados por los pacientes, el agotamiento disminuirá”, escribió Ye.
Ye quiere que los administradores, gerentes y otros expertos de la industria aprendan más sobre cómo esta tecnología puede afectar al personal y a los flujos de trabajo diarios. Afirma que dar a los proveedores funciones claras en el lugar de trabajo para que no tengan que cuestionarse a sí mismos puede ayudar a reducir parte de esta ansiedad e incertidumbre. También pide a las empresas y a los centros que agilicen el proceso de captación de información de los pacientes, para que los profesionales no se vean abrumados por demasiadas notificaciones o tengan que lidiar con información duplicada.
Las mujeres y los auxiliares de cuidados intensivos son los que presentan los niveles más altos de agotamiento, y describen las largas horas de trabajo y las tareas burocráticas como los principales responsables.
Si te sientes mal durante tus turnos, tu flujo de trabajo tecnológico puede tener algo que ver. Considera la posibilidad de cambiar las herramientas que utilizas para atender a tus pacientes para hacerte la vida más fácil.