Decidir convertirse en una enfermera es más que una decisión de carrera, es una decisión sobre la manera en la que vas a enfocar tu vida en general. El compromiso de la enfermera comienza desde que te inscribes en las clases de pregrado hacia tu título de enfermería, y continúa a lo largo de tu carrera hasta la jubilación y más allá de ella.
El compromiso de la enfermera puede desglosarse en las “tres E”: educación, energía y empatía. Las enfermeras somos algunas de los profesionales más formados, recibiendo formación continua y desarrollo profesional personal la mayor parte de nuestras vidas. Al igual que los médicos junto a los que trabajamos, tenemos una amplia formación y capacitación en las ciencias biomédicas, incluyendo tanto los conocimientos teóricos sobre el funcionamiento del cuerpo humano, como la experiencia de formación práctica en la administración de asistencia sanitaria.
También tenemos energía en nuestra capacitación. La enfermería es una profesión que es mental, emocional y físicamente exigente. Entre los turnos nocturnos de doce horas, la toma de decisiones de vida o muerte sobre la atención al paciente y la experiencia emocional de cuidar a un paciente y eventualmente perderlos por su edad o enfermedad, nos enfrentamos a mucho estrés mental y emocional. Esto requiere de energía y bastante.
Finalmente, está también la empatía. Las enfermeras son cuidadoras por naturaleza. Somos sanadoras, personas que atienden a los enfermos y heridos. Trabajamos estrechamente con los pacientes que cuidamos, cultivando una relación terapéutica que proporciona apoyo emocional y médico en su camino hacia la recuperación. Para ser una enfermera, debes tener empatía. No es un trabajo que se adapte bien a las personas que sean frías e impersonales.
Educación
Las enfermeras son profesionales altamente formadas, y la mayoría tiene al menos una licenciatura. La educación continua es un aspecto de la carrera en enfermería. A medida que las técnicas médicas y la tecnología crecen y evolucionan, las enfermeras deben estar al día con los últimos avances.
Muchas enfermeras optan por continuar su educación parcialmente durante su carrera. Enfermeras con títulos de licenciatura terminan con frecuencia cursando una maestría, y algunas incluso hasta obtienen su doctorado.
Educación Continua
Existe una gran cantidad de cursos disponibles para que las enfermeras que trabajan continúen ampliando sus conocimientos y habilidades. Muchas enfermeras eligen obtener credenciales adicionales en áreas especializadas de enfermería. El American Nurses Credentialing Center ofrece múltiples certificaciones y renovaciones de certificación en diversas áreas, incluyendo (pero no limitándose a):
- Certificaciones de enfermeras practicantes en áreas como enfermería psiquiátrica, enfermería gerontológica y práctica familiar.
- Certificaciones de enfermeras clínicas especialistas en áreas como pediatría, psiquiatría y gerontología.
- Certificaciones especializadas en áreas como enfermería para el cuidado en el hogar, enfermería escolar, control de diabetes, salud comunitaria, psiquiatría, pediatría y salud mental.
Conferencias y Seminarios
También hay muchas conferencias y seminarios en los que las enfermeras pueden participar para obtener nuevas perspectivas sobre los últimos avances en el mundo de la enfermería. Muchos se encuentran disponibles como seminarios en línea, lo que significa que no tienes que viajar para participar en ellos. La American Nurses Association (ANA) mantiene una lista de las próximas conferencias y seminarios en línea aquí.
Energía
Las enfermeras también necesitan una gran cantidad de energía mental, física y emocional. La enfermería resulta increíblemente exigente físicamente, manteniéndonos en pie todo el día y moviéndonos de un lugar a otro. También hacemos cosas como ayudar a los pacientes a ir desde su cama a una silla de ruedas, que requieren de fuerza física.
La enfermería también es exigente mentalmente. Necesitamos tomar decisiones rápidas, precisas e informadas sobre el rumbo de la atención continua de los pacientes, y en algunos casos, esas decisiones son de vida o muerte. Muchas de nosotras estamos en posiciones de liderazgo, donde también debemos tomar decisiones para todos nuestros equipos.
Y luego, está la energía emocional. Debemos mantenernos optimistas, amistosas y positivas, poniendo a nuestros pacientes a gusto incluso si nosotras mismas estamos literalmente teniendo el peor día. Y después, está la experiencia de perder a un paciente. Muchas de nosotras, especialmente las que estamos en especialidades como la gerontología y la oncología, hemos cultivado fuertes relaciones terapéuticas con pacientes que finalmente perdimos. Todas estas cosas llevan energía emocional, la forma de energía que las enfermeras necesitan que probablemente sea de la que menos se habla.
Empatía
La enfermería requiere empatía. Esta no es una profesión para gente fría y mecánica que no se lleve bien con los demás. Tenemos que ser capaces de comprender realmente por lo que nuestros pacientes están pasando, mental, física y emocionalmente, para poder proporcionarles la mejor calidad posible de la atención. Muchas de nosotras trabajamos con poblaciones difíciles que pueden hacer esto aún más complicado, como pacientes con demencia severa o discapacidad por enfermedad mental.
Aceptando las Tres E
Como enfermeras, aceptamos las tres E como parte de nuestro rol en la atención al paciente. Somos personas fuertes, con la energía que otros sólo pueden soñar. Estamos formadas a un nivel más allá de muchos otros tipos de trabajadores cualificados. Y, lo más importante, cultivamos empatía y compasión.