Tijeretazo: un paciente entró en urgencias con una herida facial. Una tira de piel estaba colgando de su nariz, aguantándose simplemente con una tira muy fina de tejido. Mientras el paciente estaba esperando a ser atendido, una enfermera decidió adecentarlo un poquito. Cortó el trozo que estaba colgando para que estuviera más presentable. El cirujano plástico enfureció, con toda la razón, al darse cuenta de que lo que hubiera sido una reparación muy simple, ahora implicaba hacer injertos.
Consejo: si no eres cirujano, ¡no remuevas ninguna parte del cuerpo de un paciente! Siempre es más fácil cortar algo que volver a reimplantarlo.
Siguiente: En Llamas →