Es demasiado: solo es necesario un error para arruinar una carrera y una vida. Una enfermera de Seattle administró accidentalmente 1.4 gramos de cloruro cálcico a un paciente de pediatría. La dosis correcta era de 140 miligramos. Cinco días después el bebé murió. Sigue sin estar claro que la causa fuera la sobredosis. Sin embargo, la enfermera quedó tan devastada por el error cometido que se quitó la vida – haciendo la tragedia doblemente mala.
Consejo: si empiezas a sentirte agobiada/o por haber cometido un error que ha perjudicado al paciente, pide ayuda. Hacerte daño no es la solución.
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