¡Oficialmente es mi primer mes como enfermera pediátrica en activo! Y aunque aún estoy aprendiendo, aquí tenéis una lista de las 5 “joyas” que he aprendido hasta ahora.
1. La enfermería real no es como la escuela de enfermería – por alguna razón me acuerdo de esto cada vez que me pongo los guantes estériles. En la escuela de enfermería, incluso las tareas más simples, como colocarse unos guantes estériles, parecían complicadas porque siempre estabas bajo la atenta mirada de tu instructor vigilando todos tus movimientos. Cuando vas por tu cuenta, solo tú y tu preceptor, ves que puedes hacer todas estas cosas mucho mejor cuando te responsabilizas de tus actos porque amas tu trabajo, no porque estás intentando obtener un excelente – y ESO marca la diferencia.
2 – DEBES ESTAR PREPARADA. Durante 6 años fui una niña scout y aunque ninguna de nuestras actividades requería demasiada preparación, aún sigo aplicando la norma, ahora más que nunca – ¡¡¡DEBES ESTAR PREPARADA!!! No te hace ningún mal llevar en el bolsillo un enjuague extra y algunos tapones de repuesto para entubar. Es mejor eso que tener que entrar y salir de la habitación del paciente una y otra vez, y ¡te ahorra un montón de valioso tiempo durante un turno ajetreado!
3 – Sé siempre meticulosa – Si estás registrando y alguna vez no estás muy segura de si debes decir algo, piensa en esto: si te llamaran de un juzgado para defender tus acciones y alguien que no sabe nada de enfermería tuviera que leerlo, ¿podrían entender lo que hiciste? A partir de ahí, actúa en consecuencia.
4 – La gestión del tiempo no es algo que aprendes en un día – es algo en lo que tienes que seguir trabajando durante toda tu carrera. Siento que cada vez lo hago mejor, pero siempre surge algo inesperado. Todo se basa en aprender a hacer las cosas de manera eficiente e ir un paso por delante. Lleva tiempo aprenderlo, pero al final lo consigues (con un poco de suerte).
5 – Pasas a forma parte de una gran familia. Parte de la familia de las enfermeras, parte de la familia de tu paciente, especialmente de aquellos que pasan su vida entrando y saliendo del hospital. Cuando trabajas con la familia hay un vínculo que todos compartís y debes aprender a valorar ese vínculo y trabajar con él. Porque al fin y al cabo…Y supongo que esto puede contar como norma número 6: ¡nunca estás sola! Cuando las cosas se desquician o algo te confunde, recuerda que tienes cerca a tus compañeras enfermeras para ayudarte – ¡no intentes averiguarlo todo por tu cuenta!
Aún tengo mucho que aprender, pero me voy acercando. Ser una enfermera de verdad es tan diferente de los 3 años en la escuela de enfermería – ¡y merece la pena!