Para la mayoría de los Estadounidenses, la leche es parte de la vida cotidiana. De hecho, se dice que la persona promedio consume aproximadamente 18 galones de leche de vaca por año, 40% de los cuales se sirven con cereal.
La leche es especialmente popular entre los niños, se estima que consumen el 60% de la leche en los Estados Unidos. Sin embargo, la leche está perdiendo popularidad actualmente. Mientras que en la década de 1970, se podía esperar que el estadounidense promedio bebiera alrededor de 1,5 tazas de leche por día, la cifra actual es de alrededor de 0,8 tazas – una caída de más del 37 por ciento.
Este impacto es aún más pronunciado en la leche entera – el consumo de leche entera ha caído precipitadamente en más del 78%. La razón de esto es simple. Existe una creciente preocupación sobre el impacto de la leche en la salud – especialmente de la leche entera.
La principal preocupación del impacto de la leche en la salud proviene de la intolerancia a la lactosa. En realidad los seres humanos no estaban destinados a consumir leche y productos lácteos después de la infancia – y nuestros cuerpos se adaptan a esto. En pocas palabras, la intolerancia a la lactosa es natural – la tolerancia a la lactosa es antinatural.
Para comprender esto, demos un vistazo más profundo a la tolerancia y la intolerancia a la lactosa.
Conociendo la Tolerancia e Intolerancia a la Lactosa
La lactosa es una azúcar especializada que se encuentra en la leche y los productos lácteos – y necesita una enzima especializada llamada lactasa para descomponerse en el estómago. Sin lactasa para descomponerla, la lactosa continuará a través del tracto digestivo hacia el intestino delgado, donde las bacterias la descomponen, en lugar de las enzimas.
La lactasa se produce naturalmente en bebés y niños pequeños – por ejemplo, aquellos que están lactando, pero a medida que pasa el tiempo, los procesos naturales del cuerpo dejan de crear lactasa, lo que provoca la incapacidad de descomponer correctamente los productos lácteos.
Esto lleva a un proceso de digestión más pobre y puede provocar deficiencias nutricionales, hinchazón, flatulencia, cólicos e incluso diarrea. A nivel mundial, alrededor del 70% de las personas carecen de suficiente lactasa, lo que provoca distintos grados de intolerancia a la lactosa. Los efectos de esta intolerancia a la lactosa pueden variar desde gases inofensivos e hinchazón hasta episodios severos de malestar intestinal y gástrico.
“Espera”, podrías decir. “¡Bebo leche y no me produce ningún problema! ¿Por qué no sufro de intolerancia a la lactosa?”
Bueno, el cuerpo humano es sobre todo adaptable. Se estima que, hace miles de años, grandes poblaciones de humanos que dependían principalmente de ganado como ovejas, vacas y otros mamíferos productores de leche para alimentarse, comenzaron a comer y beber productos lácteos, causando una mutación en el gen que posibilitó la producción de lactasa, y permitiéndole a estas personas continuar produciendo lactasa después de su infancia, y que esta pudiera descomponer apropiadamente la lactosa.
Esto es mayormente común en los europeos. Se estima que alrededor del 85-98% de todas las personas de ascendencia europea tienen suficiente producción de lactasa para digerir fácilmente la leche y los productos lácteos. Esto puede ser comparado con algunas poblaciones asiáticas en las que solo el 5% de las personas puede digerir leche y productos lácteos, lo que lleva a tasas de hasta 95% de intolerancia a la lactosa.
¿Qué Significa Esto Para Mí?
Si bebes leche, la disfrutas y no sufres ningún efecto negativo, la información anterior no te afecta. Puedes seguir bebiendo leche y consumiendo productos lácteos, ya que es probable que tengas una excelente producción de lactasa y disfrutes de los efectos nutritivos de la leche de vaca.
Sin embargo, si alguna vez has sentido hinchazón, gases o generalmente con malestar después de consumir muchos productos lácteos, es muy posible que seas un tanto intolerante a la lactosa. Como se mencionó anteriormente, la intolerancia a la lactosa a menudo es bastante leve – solo en condiciones más extremas se padecen enfermedades como la diarrea.
Aun así, la intolerancia a la lactosa no debe ignorarse. Una de las principales razones por las que la intolerancia a la lactosa es importante es porque afecta la absorción de nutrientes. Si tomas un gran vaso de leche para obtener tu calcio diario y tu estómago no puede digerirla adecuadamente, perderás la mayoría de los nutrientes que proporciona la leche.
Tu médico general puede realizar un diagnóstico con una prueba de aliento, con esto es mucho más fácil hacerte una idea de cómo tu cuerpo maneja grandes cantidades de lactosa. La mejor prueba que puedes hacer para comprender tu nivel de tolerancia a la lactosa es simplemente beber un gran vaso de leche – y ver cómo te sientes.
Si te sientes normal, es probable que seas tolerante a la lactosa. Si comienzas a sentir hinchazón o gases, puedes ser levemente intolerante a la lactosa – y si tienes diarrea y fuerte dolor abdominal, eres intolerante a la lactosa y debes dejar de tomar leche o consumir un producto libre de lactosa, como Lactaid.
Así Que, ¿Debería Tomar Leche?
A pesar del hecho de que la leche se ha vuelto menos popular a través de los años, sigue siendo una fuente saludable y viable de proteínas, grasas y calcio, y ciertamente una gran opción de bebida para aquellos que pueden digerir la lactosa. Incluso la mayoría de las personas intolerantes a la lactosa pueden beber alrededor de 50-375 ml de leche al día sin muchos problemas.
Así que, a pesar de la pérdida de la popularidad de la leche como bebida, no hay razón para dejar de beberla a menos que te haga sentir mal. Aunque la intolerancia a la lactosa puede ser el estado natural del cuerpo, la tolerancia a la lactosa es una adaptación igualmente natural que se ha transmitido durante miles de años.
De manera que la próxima vez que estés en tu hora del almuerzo en el hospital, no le temas a la botella de leche al 2% en la nevera. Si puedes tolerar la lactosa, la leche sigue siendo una forma fantástica de obtener los nutrientes que tu cuerpo necesita, para mantenerse.