Cuando decidí seguir la profesión de enfermería, realmente no tenía ni idea de donde me estaba metiendo. No había crecido queriendo dedicarme a esto y tampoco había pensado mucho en ello.
Pero trabajar en el servicio de correos de EE. UU me resultaba aburrido y me sentía miserable. Tenía que encontrar algo que me resultara mentalmente estimulante. Mi madre, que es enfermera, me sugirió que me dedicara a la enfermería. Pensé, “¡eso es una profesión de mujeres! ¿Por qué querría hacer yo esto?”
MITO Nº 1: LA ENFERMERÍA ES UNA PROFESIÓN PARA MUJERES
La creencia de que la enfermería es solo una “profesión de mujeres” ha dado lugar a la idea de que cualquiera puede dedicarse a la enfermería. El número de hombres en enfermería aumenta progresivamente y esto es muy positivo. En enfermería, hay espacio suficiente para todos, hombres y mujeres.
Muchos de los que se consideran “muy machos”, como policías y bomberos, siguen una segunda carrera en el campo de la enfermería una vez se retiran. Este paso parece ser el más lógico ya que tanto policías como bomberos son (de alguna manera) cuidadores.
Factores como la flexibilidad de horarios, el excelente salario y los retos diarios de la enfermería hacen que sea un trabajo muy gratificante. El enfoque científico y metódico de la enfermería encaja también bien con los hombres.
MITO Nº2: LOS HOMBRES NO ESTÁN EMOCIONALMENTE CAPACITADOS PARA SER ENFERMEROS
Lo que me atrajo de la enfermería, no como hombre sino como ser humano, fue la interacción con la gente y la recompensa de ayudar a los demás. Esta es una verdad universal para todo el personal de enfermería, sea hombre o mujer. Me gusta conocer las historias de la gente (algunas son desgarradoras y otras son divertidas), saber todo lo que puedo sobre ellos, cómo viven y quien está a su lado para ayudarles cuando lo necesitan.
Estos son aspectos importantes del cuidado de los pacientes que solo los enfermeros analizan cuando trazan un plan de cuidados de enfermería. Creo que este enfoque que tiene la enfermería de cuidar de la persona en su conjunto debería ser la norma para todos los que trabajan en el campo de la sanidad.
MITO Nº3: LOS ENFERMEROS MASCULINOS SON SOLO “ASPIRANTES” A MÉDICO
Sí, desde la perspectiva masculina, hay muchos aspectos positivos y negativos de la enfermería. Un aspecto negativo es la suposición de que no pudimos aguantar en la facultad de medicina. Este, obviamente, no es el caso para muchos de nosotros.
Resulta interesante destacar que ser enfermeros varones nos da cierta ventaja a la hora de tratar con los médicos. Los médicos suelen tratar a los enfermeros de manera diferente a las enfermeras. He visto como algunos doctores hablan a las enfermeras de una manera que jamás utilizarían con un hombre.
FINALMENTE, ALGUNAS VERDADES SOBRE LOS ENFERMEROS VARONES
Aunque he desmitificado algunos mitos, siguen habiendo unos cuantos “estigmas” sobre los hombres que se dedican a la enfermería. Primero, la mayoría de las veces, ¡no consigues trabajar en la sala de maternidad! Segundo, me he dado cuenta de que muchas pacientes jóvenes tienen vergüenza si las atiende un enfermero. (Siempre me ha llamado la atención ya que ¡la mayoría de médicos que las atienden son también hombres!)
Si una paciente se ha sentido incómoda conmigo, nunca me lo he tomado como algo personal. Siendo enfermero, me adapto e improviso. Simplemente le paso esa paciente a una de mis compañeras y el problema está solucionado.
¿Por qué deberían los hombres hacer carrera en enfermería?
Los hombres están perfectamente capacitados para aguantar tanto la presión como el estrés de la enfermería. Siempre me ha gustado comparar el enfoque de la enfermería con el de los Marines de los EE.UU: ellos se adaptan, improvisan y vencen. ¡Trabajar un solo turno de enfermería te convencerá de este punto!
Los hombres también tienen una perspectiva muy diferente a la de las mujeres en muchas cosas y es muy positivo tenerlos en la profesión.
En conjunto, me encanta la etiqueta de “hombre enfermero”. Cuando la gente me pregunta, “¿Qué tal es eso de ser un hombre enfermero?” Normalmente digo, “La parte “hombre” está chupada, ¡la parte “enfermero” requiere mucho trabajo duro!”