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Estimado personal de cafetería:
Gracias por vuestra dedicación todos estos años. Habéis llenado los estómagos de innumerables trabajadores del hospital, familiares de pacientes y numerosos transeúntes. Cada día proporcionáis comida difícil de identificar con al menos tres sabores distintos. Una o dos veces al mes, os esmeráis para ofrecer “cocina temática”, que siempre es un gran éxito especialmente si tienes debilidad por los “tazones de tacos” o los “salteados asiáticos de una cosa u otra”.
Sin embargo, todavía puede mejorarse. Por favor, tomaros estas sugerencias con la intención con la que se han hecho: la de una enfermera hambrienta que quiere poder identificar lo que hay en la mesa de vapor.
- Lo mejor que ha pasado en este hospital ha sido la llegada de gente del sur de Luisiana. El personal se volvió más amable, la cocina mejoró… pero no utilizáis suficientemente su talento. Por favor, por favor, además del día de Mardi Gras, dedicad más días a la cocina de cajún.
- Lo mismo para la gente que trabaja en vuestra cocina y que son de lugares como la India y Tailandia. De vez en cuando, dejad que salgan de debajo de las enormes bolsas de comida industrial precocinada y permitid que se luzcan. La mejor comida india que he comido en años fue un día que dejasteis que el chef hiciera locuras y hiciera naan desde cero.
- Los postres son un apoyo psicológico importante. Las tartas de manzana y melocotón premezcladas sin azúcar no son un postre. Volved a poner los pasteles de chocolate y crema italiana o por lo menos el pudding de plátano los viernes.
- Decir la verdad en los anuncios evitará decepciones. “El bagre frito crujiente con hushpuppies” debería ser justo eso. En su lugar, servís algo con poco rebozado y gomoso acompañado de lo que solo puede describirse como la versión yanqui de un hushpuppy. Horneado. No hagáis eso.
- Ninguna manzana debería costar un dólar con veinticinco. Dejad de hacer eso. Vuestra madre se avergonzaría de vosotros.
- Si no se puede distinguir la carne de los vegetales, ha llegado el momento de replantearos los menús. Una salsa espesa no es la respuesta a todo.
- Las espinacas nunca deberían ser semilíquidas.
- Por favor, plantearos volver a ofrecer el sushi empaquetado. Los auténticos fans del sushi se estremecen pero a mí me encanta.
- El café instantáneo no es, nunca ha sido ni será auténtico café, no importa la cantidad de palabras parecidas al francés que pongáis en el bote. Y las enfermeras necesitamos nuestro café.
- Por favor, no dejéis jamás de servir la sopa de pollo. Es la mejor.