¿Con qué frecuencia tu supervisor o gerente de enfermería se acercó a tí y te pidió que trabajaras un doble turno? Si eres como yo, te lo han preguntado más veces de las que puedes contar con los dedos de las manos y los pies.
No hagas doble turno con demasiada frecuencia. Puedes amar ser parte del equipo, pero aprende a decir no. A todos nos encanta el dinero extra, pero hacer demasiados turnos dobles puede provocarte agotamiento. Además, uno o dos turnos extras pueden añadir presión a tu vida personal, así que controla tus relaciones fuera del trabajo antes de aceptar trabajar un turno doble. No trabajes dobles turnos antes de salir de vacaciones, incluso si necesitas el dinero; no disfrutarás de tu tiempo libre. Y escucha a tu cuerpo—te dirá cuándo estés haciendo demasiado.
Entonces, ¿cómo sobrevivir a un doble turno? Aquí tienes algunas recomendaciones.
Mantente Satisfecha
Necesitarás comida para conservar energía durante un doble turno.
- ¡Corre, no camines, para conseguir algo de comer! Espero que te pidan que trabajes un turno doble antes de que la cafetería cierre. Si trabajas en una zona de reparto, ordena suficiente comida para comer dos veces y tomar un refrigerio.
- Come saludablemente. No querrás sentirte atascada con comidas pesadas y grasosas, ni tener una gran dosis de azúcar y sufrir el bajón que viene justo después.
- Limita tu consumo de cafeína. ¡En serio! Solo contribuirá al nerviosismo y al reflujo de ácido.
- Mantente alejada de los alimentos que sepas que produzcan sueño. Estos incluyen pavo, plátanos, avena, maní, leche y carbohidratos. Quédate con una comida o refrigerio rico en proteína para mantener tu cerebro estimulado.
- Distribuye tus comidas por porciones. Nunca es recomendable tomar tus comidas cuando estás trabajando turnos prolongados. Tu cuerpo necesita combustible continuo, así que deja las comidas sustanciosas y pesadas para cuando llegues a casa.
Mantente productiva
¡No puedes dormir mientras te mueves! Aquí tienes una lista de formas de mantenerte ocupada en un doble turno:
- Seguir adelante. Reabastece los carros médicos, coloca ropa de cama en las habitaciones de tus pacientes para el próximo turno, ponte al día con el adiestramiento necesario, revisa tu correo electrónico o investiga sobre el diagnóstico de tus pacientes.
- Sé meticulosa. Lee los informes de tus pacientes, revisa los laboratorios, verifica las órdenes y asegúrate de que estén completas.
- Ponte al día con tu documentación. Este es el momento de escribir notas detalladas sobre cada uno de tus pacientes. Limpia los almacenes y áreas comunes (¡sabemos lo sucia que puede estar una unidad!).
- Ofrece ayuda a tus compañeros de trabajo. ¡Probablemente te amarán por esto!
- Bríndales tiempo de cuidado extra a sus pacientes. Con tu tiempo extra, puedes conectarte realmente con tus pacientes. Realiza todas las cosas que no puedes hacer durante un atareado turno de ocho horas: lavarles el cabello, darles una ducha o un baño completo, dar un paseo más largo en el pasillo o simplemente sentarte y hablar con tu paciente.
- Identifica a las familias de los pacientes. Si están cerca, dedica un tiempo a conocer y comprender la dinámica familiar de tus pacientes.
- No olvides tu ronda cada hora. Si forma parte de la política de tu hospital, ¡continúa las rondas! Hazle saber a los pacientes que te estás quedando para ellos. Generalmente, lo apreciarán.
Mantente Segura
- ¡Sé honesta si no estás en condiciones! Si bostezas, lagrimeas o te frotas los ojos más que de lo habitual, necesitas dormir por tu salud y la de tus pacientes. Programa la alarma para una siesta rápida de 15 a 30 minutos en la sala de descanso o en una habitación para pacientes vacía mientras un compañero de trabajo cuida de tus pacientes. Una siesta puede ayudarte a aumentar la productividad y el estado de alerta, sobre todo si no dormiste bien antes de tu turno doble. ¡Nunca auxilies o lleves acabo un procedimiento cuando estés cansada!
- No conduzcas si tienes sueño. Es posible que hayas escuchado esto antes, pero lo repito aquí: ¡Conducir al haber dormido poco o no haber dormido nada es como conducir bajo estado de ebriedad! Pueden ocurrir accidentes cuando estás agotada. Los expertos dicen que si parpadeas más de 10 veces por minuto, probablemente estés demasiado cansada para conducir. Otros signos de estar demasiado cansada para conducir son bostezar, cabecear, lagrimear o no recordar si completaste labores rutinarias. Si tienes demasiado sueño para conducir, pídeles a los miembros de tu familia que te recojan. También puedes tomar un taxi o un autobús. O considera tomar una siesta antes de intentar conducir a casa, especialmente si vives a más de unos minutos de distancia. ¡Escucha las señales de tu cuerpo! La vida que cuidas podría ser la tuya.