No puedes engañar a un buen profesional en un hospital. Las enfermeras pediátricas se distinguen a la legua. Ya sea por el hecho de tener a Elmo enganchado en su estetoscopio o los personajes de Bob Esponja cubriendo su uniforme, una enfermera pediátrica no solo tiene una especialidad, también es única.
Se necesita tener un carácter especial para trabajar con niños pequeños todos los días y se necesita una cierta combinación de atención y fuerza para cuidar de niños pequeños enfermos. Un día en el trabajo, estaba observando detenidamente a mis compañeras y recopilé en mi cabeza una serie de características que las enfermeras de pediatría muestran a diario. ¿Estás pensando en dedicarte a la pediatría? Comprueba si la enfermería pediátrica es realmente para ti.
Sabes que eres una enfermera pediátrica cuando:
- Las manchas que adornan tu uniforme tienen tonalidades de blanco, grisáceo, amarillo, amarillo pálido y, por supuesto, varios tonos de marrón. Por esa razón, has dado con un quitamanchas perfecto para eliminar esas manchas que tienen como base comida parcialmente digerida.
- En tu taquilla tienes chaquetas de uniforme de recambio color rosa, verde azulado y con las princesas de Disney por si tienes problemas con las manchas.
- Los amigos que han sido padres recientemente te piden consejo para cambiar los pañales ya que tú tienes muchísima más experiencia cambiando pañales a diario de la que tienen muchos padres con sus hijos.
- No memorizas las dosificaciones de medicamentos por mg o mcg, sino por dosificaciones por peso como mg/kg o mcg/kg.
- Es normal ver a la hada madrina jugando por los pasillos del hospital.
- Piensas que ¡un bebé de 3 kg 600 es el bebé más grande y sanote que has viso jamás!
- Dejas impresionadas a tus compañeras que se dedican al cuidado de adultos cuando puedes calcular mentalmente dosificaciones por peso en lugar de utilizar una calculadora.
- La gente te mira raro cuando compruebas el pulso y el relleno capilar de cada niño que te presentan.
- Has perfeccionado el arte de convertir inyecciones salinas en pistolas de agua, guantes azules en gallinas hinchadas y torniquetes en los mejores tirachinas del mundo.
- Estás deseando ver payasos en el trabajo.
- En tu hospital, las carretillas son un producto que está más de moda que las sillas de ruedas.
- Te sabes de memoria todos los canales de dibujos animados.
- La crema de lidocaína es tu mejor amiga.
- Cuando nieva, a tus pacientes les entusiasma tanto comer la nieve como jugar en ella.
- Cuando llegas al trabajo, casi que necesitas unas gafas de sol hasta que tus ojos se acostumbran a los colores brillantes que decoran las paredes de tu planta.
- Tus pacientes no duermen de noche – ¡quieren comer durante toda la noche!
- Los pañales tienen múltiples funciones incluyendo convertirse en guantes de boxeo para que no se arranquen los IV.
- El arte de la distracción es la mejor premedicación que has encontrado.
- Has perfeccionado el arte de aguantar a un bebé con un brazo mientras con el otro cambias la cama.
- Pasas tu tiempo de descanso cuidando a los bebés que no pueden tener a sus padres al lado. Muchas veces es posible encontrar a una enfermera detrás de la mesa con múltiples pacientes en sus brazos.
- Puedes empañar a un bebé y tenerlo durmiendo en 2.5 segundos.
- Incluso los fornidos médicos hablan con un tono infantil cuando se dirigen a sus pacientes.
- Tu parte preferida del día es ver a una madre vistiendo a su bebé para llevarlo a casa por primera vez, libre de cables, tubos y drenajes.
- Parece que en tu nevera haya explotado una clase de arte preescolar.
- Sabes que eres una enfermera pediátrica cuando estás deseando llegar al trabajo porque puedes estar con una de las poblaciones de pacientes más adorables, fuertes y preciosas.