El terapeuta Andrew Bryant señala que el informe de las Naciones Unidas sobre el clima presentado en octubre de 2018 trajo una nueva oleada de preocupación por la salud mental de sus pacientes.
“Recuerdo haber tenido sesiones con pacientes al día siguiente. Nunca antes habían mencionado el cambio climático, y decían: Sigo escuchando sobre este informe”, explicó Bryant. “Algunos de ellos expresaron sentimientos de ansiedad, y seguimos hablando sobre eso en nuestras sesiones siguientes”.
El estudio, realizado por los principales científicos climáticos del mundo, mostró que si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan al ritmo actual, para 2040 la Tierra se calentará en 2.7 grados Fahrenheit (1.5 grados Celsius). Las predicciones dicen que el aumento de la temperatura provocará fenómenos meteorológicos extremos, el aumento del nivel del mar, la extinción de las especies y la reducción de la capacidad para producir alimentos.
Bryant trabaja en el North Seattle Therapy & Counseling en el estado de Washington. Recientemente, dijo, ha estado tratando a pacientes con ansiedad o depresión relacionados con el cambio climático y el futuro de la Tierra.
A menudo, estos pacientes quieren hacer algo para reducir el calentamiento global, pero se sienten frustrados y deprimidos por el alcance del problema y la dificultad para encontrar soluciones. Y están ansiosos por la manera en que cambiará la Tierra durante el resto de sus vidas o las de sus hijos.
Aunque no es un diagnóstico clínico oficial, las comunidades psiquiátricas y psicológicas tienen nombres para el fenómeno: “angustia climática”, “dolor climático”, “ansiedad climática” o “ansiedad ecológica”.
El concepto también se está abriendo paso gradualmente en la conciencia pública.
En un episodio del 23 de junio de la serie de HBO “Big Little Lies”, la hija pequeña de uno de los personajes principales sufre un ataque de pánico luego de escuchar sobre el cambio climático en la escuela.
Otros programas de televisión y películas recientes han abordado el tema.
Una encuesta realizada en abril de 2019 por las universidades de Yale y George Mason encontró que el 62% de los estadounidenses estaban al menos “algo preocupados” por el cambio climático. De ellos, el 23% estaban “muy preocupados”.
Tanto las generaciones más jóvenes como las mayores expresan preocupación, aunque los estadounidenses más jóvenes generalmente parecen más preocupados: una encuesta de 2019 Gallup informó que el 54% de las personas de 18 a 34 años, el 38% de las personas de 35 a 54 y el 44% de los mayores de 55 años consideran un “gran problema” el calentamiento global.
Aún no hay datos epidemiológicos que muestren qué tan común es la angustia o la ansiedad relacionada con el cambio climático. Pero, la gente dice que estos efectos son reales e influyen en sus decisiones de vida.
Mary Dacuma, de 33 años, residente de Los Ángeles, y su esposo decidieron no tener hijos porque se preocupan por lo difícil que podría ser el mundo para la próxima generación.
“La ansiedad general sobre el cambio climático tomó esa decisión por nosotros, y ahora podemos planear con respecto a eso”, explicó Dacuma, quien trabaja en relaciones públicas. “Haberlo decidido ha ayudado a aliviar mi estado de ánimo”.
Alyson Laura comenzó a ver a un consejero para la ansiedad y la depresión en la universidad. Finalmente, comenzó a trabajar en la construcción de la sostenibilidad, donde ayudó a las empresas a reducir su consumo de energía y agua.
Pero, hace unos años, comenzó a hablar con su terapeuta sobre las contradicciones en su vida.
“Vi a las corporaciones destruir el medio ambiente, pero estaba trabajando para ellas, y sabía que lo que estaban haciendo estaba mal”, dijo Laura, de 36 años, quien vive en Atlanta. “Me estaba causando angustia mental. Mi terapeuta me aconsejó que tomara medidas sobre lo que podía controlar e intentara encontrar otra área de trabajo. Simplemente no podía trabajar en una industria que estaba dañando la Tierra”.
Así que, ¿cómo las personas alivian las sensaciones de estrés, ansiedad o depresión relacionadas con el destino del planeta?
Bryant, el terapeuta de Seattle, explicó que la primera acción que recomienda es compartir estas preocupaciones con los demás, ya sea con un consejero, un psiquiatra, un familiar, amigos o un grupo activista.
“Existe mucha preocupación subyacente, pero no mucho diálogo o discusión, por lo que las personas se sienten aisladas”, dijo Bryant. “Hablar de eso te hace sentir menos aislado, y también es una forma de aliviar la tensión, encontrar un camino hacia adelante y descubrir un propósito”.
En ese sentido, la Dra. Janet Lewis, profesora clínica auxiliar de psiquiatría en la Universidad de Rochester en Nueva York, recomienda establecer relaciones dentro de un grupo con ideas afines. Eso podría involucrar terapia de grupo, grupos activistas ambientales o comunidades en línea.
Para Laura, involucrarse con el grupo activista internacional Extinction Rebellion la ayudó a construir una red de personas que comparten sus valores y la hizo sentir como si estuviera haciendo una contribución positiva a la sociedad. Con el grupo, ella ha participado en protestas no violentas y está organizando el primer círculo de duelo del capítulo de Atlanta, donde las personas pueden compartir su ansiedad y dolor por la destrucción de la Tierra.
“El activismo también es una terapia para mí”, señaló Laura.
La acción personal es una forma de controlar una situación en la que te sientes impotente, explicó la Dra. Elizabeth Haase, psiquiatra de Carson Tahoe Health en Carson City, Nevada.
“Los pequeños gestos, como hacer menos viajes en avión o comprar productos locales, pueden marcar la diferencia”, señaló Haase.
Susan Clayton, profesora de psicología en el College of Wooster en Ohio, dijo que una manera de abordar la incertidumbre por el cambio climático es aprender cómo podría afectar específicamente a tu comunidad al ver las predicciones del modelo climático.
“Si sabes a qué te enfrentarás, no es tan aterrador”, expresó Clayton, quien también es coautora del informe de 2017 de la Asociación Psicológica Americana sobre cómo el cambio climático puede afectar la salud mental.
Lewis dijo que también es crucial que las personas recuerden que su respuesta mental al cambio climático a menudo es válida.
“La mayoría de los tipos de patologías que estamos acostumbrados a tratar en psiquiatría, tienden a estar fuera de proporción con lo que está sucediendo”. Pero con el cambio climático, esto no es inapropiado”, explicó.
“El objetivo no es deshacerse de la ansiedad. El objetivo es transformarla en algo soportable, útil y motivador”.