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¡Bienvenidas principiantes! ¡Felicidades por haberos graduado y haber obtenido un trabajo! Tu entrada al fabuloso mundo de la enfermería acaba de comenzar. Seguramente ya has tenido alguna charla sobre prevención de infecciones, buenas posturas y seguridad del paciente.
De lo que nadie te ha hablado aun es de la base, en sentido literal, de esta profesión: tus piernas y pies.
Antes de empezar con la enfermería había realizado trabajos tanto de operaria como de administrativa, pero aun así me sorprendió el dolor de piernas y pies que tenía. Caminar durante todo el día sobre superficies de hormigón tiene sus consecuencias y tiendes a no cuidar de ti cuando estás desbordada cuidando de los demás.
Consejos de una enfermera cascarrabias veterana sobre cómo cuidar de tus pies y piernas:
- Zapatos: buenos zapatos. A algunas personas les gustan los zuecos Dansko. A mí no, tiendo a girar los tobillos cuando los llevo y acabo teniendo fascia plantar. Hay personas a las que les encantan los zapatos sin trasera o con tira en el tobillo o esos bonitos zuecos planos con bonitos estampados. No tengas la impresión de que debes llevar aquello que es popular entre tus compañeros de profesión y no temas comparar precios. Seguramente, tendrás que gastar una buena cantidad de dinero pero valdrá la pena.
- Uñas de los pies: pueden ser una auténtica cruz si no vas con cuidado. Pasar 12 horas encerrados en unos zapatos puede hacer que incluso los pies más disciplinados tengan propensión a uñas encarnadas, uñas negras y extraños hongos. Mantén tus pies limpios y secos, corta y lima las uñas y deja que tus patas respiren al final del día. Muchos salones de uñas ofrecen un servicio de “pedicura para corredores” que consiste en cortar las uñas un poco más cortas y limarlas de una manera especial. Vale la pena probarlo.
- Callos: Oh, Dios mío, los callos. Pueden ser buenos en cuanto a que protegen tus pies contra el rozamiento, pero también pueden ser malos si crecen fuera de control. No dejes jamás que alguien corte tus callos y no lo hagas tu misma. Una crema y una piedra pómez es todo lo que necesitas.
- Peste a pies: nos pasa hasta a las mejores. Los zapatos cerrados son un terreno ideal para el crecimiento de los hongos del pie de atleta, que pueden dar lugar a un terrible caso de Hedor. Tu primera defensa son los productos de farmacia. Asegúrate de airear tus pies los días que no trabajas y de llevar calcetines limpios (parece un punto muy básico pero mucha gente parece ignorarlo). Si el caso va a peor y tienes la sensación de que tus pies pertenecen a un lagarto extraterrestre, visita a un médico.
- Piernas: las piernas son tan importantes como los pies. Estira las tuyas de vez en cuando, como los estiramientos de pantorrilla y muslo. Pon tus pies en alto cuando llegues a casa, más elevados que tu corazón. Si tienes los tobillos hinchados puedes llevar medias de compresión. Recuerda que la sal, el alcohol y el sedentarismo pueden empeorar la hinchazón. Los masajes son una necesidad para la enfermera, no un lujo: un masaje de piernas puede marcar la diferencia entre un buen día de trabajo y uno malo.
La próxima vez hablaremos sobre las arrugas de la frente, ¡por qué aparecen 10 minutos después de empezar con tu primer trabajo y qué puedes hacer!