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5 bochornosas equivocaciones de enfermera principiante

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Image: iStockphoto | Thinkstock


Me arrepiento de muy pocas cosas… demasiado pocas como para…espera, ¿qué?

Las enfermeras cometemos equivocaciones. Montones de ellas. La mayoría de veces nos damos cuenta antes de que algo gordo pase. Quizá has sacado el medicamento cuando no debías o llamado a un paciente por el nombre equivocado o has hecho algo alocado que no va a causar ningún daño, pero va a causar bochorno.

Las enfermeras principiantes cometen los mismos errores que otras enfermeras, lo que puede causar alivio pero también temor. Esta es la lista de la Tía Jo de las equivocaciones que en algún momento cometerás, qué puedes aprender de ellas y cómo superarlas.

1. Cometer un error en la medicación

Esta es la artillería pesada. Cualquier enfermera que esté ahora en prácticas ha cometido este error por lo menos una vez, normalmente sin darse cuenta. Mi primera vez fue bastante al principio, cuando le di una dosis doble de metoprolol a un paciente. Afortunadamente, el paciente no resultó perjudicado—el paciente ya estaba suficientemente tenso por estar en el hospital y todo lo que tuve que hacer fue supervisarlo de cerca y vigilar que no hubiera hipotensión. Aún así, esto me enseñó que comprobar tres y cuatro veces las dosis—especialmente cuando vas con prisas—es superimportante.

2. Omitir algún tratamiento o aplicarlo en la parte errónea del cuerpo

Una de las peores instrucciones que se pueden dar es “aplicar en la zona afectada TID.” Si no sabes cuál es exactamente la zona afectada, te quedarás mirando la piel aparentemente intacta del paciente, preguntándote qué debes hacer con el tubo de pomada que tienes en la mano. Para prevenir un error es necesario buscar en la historia clínica y quizá preguntarle al doctor qué demonios está pasando.

O…digamos que estás delante de un montón de tubos sin etiquetar que salen del abdomen de alguien y que parecen estar drenando varias cosas en tres pulgadas cuadradas. ¿Cuál de ellos vacías? ¿Cómo puedes saberlo? De nuevo, esto requiere que consultes la historia clínica en busca de pistas o (más fácil) pregúntale al doctor qué es cada tubo y ponles la etiqueta tú misma. Sorprende la cantidad de cirujanos que envían al paciente a postoperatorio sin hacer algo tan básico como etiquetar los drenajes.

3. Llamar a un paciente por otro nombre

Para nosotros esto no deja de ser un lapsus. Para el paciente, esto tiene una gran importancia: ¿qué otros datos equivocados tendrá esta enfermera sobre mi? La única cosa que puedes hacer es disculparte —mucho— y continuar prestando atención a todos los detalles para que el paciente se quede tranquilo.

4. Llamar a un médico sin tener toda la información necesaria a mano

Esto es algo que aprendes al principio, especialmente si empiezas en el turno de noche. Nunca llames al médico sin tener la historia clínica delante de ti y toda la información pertinente sobre el paciente en la punta de la lengua. Especialmente no llames al médico a las 3 de la mañana sin tener preparada la información y las sugerencias. Créeme cuando te digo que me llevó, no una, sino varias veces, aprender esto.

5. Quedar como un completo y total idiota delante del paciente y de tus compañeros

Para un compañero mío que trabaja en la sanidad pública, fue acabar la sesión de orientación con un paciente al que acababan de diagnosticar VIH+, con las palabras “¡Sé positivo!”. Para otro compañero, fue hablar mal de un miembro de la dirección cuando esta persona podía oírle. Para mí, fue tropezarme al entrar en la habitación y (después de tumbar varias piezas de equipamiento) acabar en el regazo del médico.

Aunque las dos primeras equivocaciones pueden evitarse (piensa antes de hablar), la última, lamentablemente, no. El remedio para este último caso es asegurarte de que aún estás completamente vestida, ponerte bien el pelo y reírte de ello.

Recuerda: sea cual sea el error que hayas cometido, otros han hecho algo mucho peor. Si tu equivocación no ha perjudicado a nadie, lo mejor es informar de ello a través de los canales adecuados (informar de los errores ayuda a cambiar malos procedimientos o protocolos que resultan confusos) y seguir con tus tareas. Cometer un error no te convierte en una mala enfermera, simplemente te hace humana.

 

Agatha Lellis
Agatha Lellis is a nurse whose coffee is brought to her every morning by a chipmunk. Bluebirds help her to dress, and small woodland creatures sing her to sleep each night. She writes a monthly advice column, "Ask Aunt Agatha," here on Scrubs; you can send her questions to be answered at askauntieaggie@gmail.com.

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