Por qué las enfermeras se “comen su estrés”

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iStock | Michał Ludwiczak
iStock | Michał Ludwiczak

Vamos a enfrentarnos a los hechos: más de la mitad de las enfermeras están gordas, incluso obesas.

Puede que haya una razón médica para explicar por qué tu jornada laboral te dirige a la nevera.

Psicológicamente, puedes ser la clase de persona que se preocupa demasiado por los demás y eso hace que comas más de la cuenta para compensar el no cuidar de ti misma.

Físicamente, tus elevados niveles de estrés (eres enfermera… es un problema común) pueden estar afectando tu equilibrio bioquímico, que como consecuencia te hace engordar.

Si eres el tipo de enfermera que come más de la cuenta por cuidar excesivamente de los demás, aquí encontrarás soluciones para lidiar con eso. Si estás tan estresada que sufres un desequilibrio bioquímico, te ofrecemos las herramientas para manipular la hormona encargada de combatir el estrés: el cortisol.

Y, una vez te hayas enfrentado y conquistado la inseguridad y los factores estresantes más comunes entre las enfermeras, haremos todo lo posible por hacerte sonreír. Hay una luz al final del túnel.

 

Los dos tipos de enfermeras que no pueden perder peso

1. LA COMEDORA COMPULSIVA QUE SE PREOCUPA DEMASIADO POR LOS DEMÁS: no cuidas mucho de ti misma y encuentras refugio en la comida. Las enfermeras que se “comen su estrés” cuidan de los demás pero se olvidan de sus propias necesidades y acaban comiendo más de la cuenta para compensar.

La psicoterapeuta y autora del libro Nice Girls Finish Fat: Put Yourself First and Change Your Eating Forever (Las chicas buenas acaban gordas: piensa en ti y cambia tu forma de comer para siempre) Karen R. Koenig (LCSW, MEd), ha aconsejado sobre control del peso a muchas enfermeras. Ha descubierto que “muchas mujeres y hombres que escogen enfermería como carrera son personas orientadas a cuidar de los demás, no de sí mismas. Añade a la ecuación el tremendo estrés derivado del trabajo y los desplazamientos de casa al trabajo y del trabajo a casa y tienes un montón de comidas innecesarias.”

¿Resulta familiar? Bueno, no estás sola. Según un estudio publicado por Journal of the American Academy of Nurse Practitioners casi un 54 por ciento de las enfermeras encuestadas tenía sobrepeso u obesidad.

2. LA ENFERMERA “SALUDABLE” QUE SIGUE ESTANDO GORDA: un dato del estudio que resulta sorprendente, un 40 por ciento de las enfermeras son incapaces de perder peso a pesar de seguir una dieta saludable y hacer ejercicio con regularidad. ¿Una de las razones por lo que esto ocurre? El estrés.

Frena tu estrés enfrentándote a estos cinco dilemas de enfermería

¿Cómo pueden las enfermeras romper el ciclo de comer compulsivamente para compensar la falta de autocuidado? Y, para esas enfermeras que se cuidan con dieta y ejercicio, ¿cómo pueden reducir el estrés para que su esfuerzo se traduzca en una pérdida de peso?

Koening sugiere que nos preguntemos si nos estamos enfrentando a estos dilemas comunes de enfermería y, si así es, incorporar estas soluciones para el estrés.

Dilema nº 1: ¿estoy demostrando una actitud de “complacer a la gente” o “buscar aprobación”? ¿Solo soy capaz de sentirme bien conmigo misma cuando estoy cuidando de los demás y me siento egoísta cuando cuido de mi misma? ¿Soy una de esas enfermeras que se desvive por cuidar de otra enfermera pero me cuesta dejar que mis amigos y compañeros de trabajo me echen una mano o tengan un detalle conmigo? ¿Soy siempre la que da cuidados y nunca la que los recibe?

La solución: Koening sugiere pensar seriamente en lo que puedes y no puedes hacer antes de aceptar más responsabilidades. Una conversación honesta contigo misma acerca de lo que es realista y “suficiente” te ayudará a trazar una línea y reducir el estrés.
Ser capaz de recibir también reduce el estrés. Aprende a delegar y a ser imperfecta. Las enfermeras quieren a menudo hacerlo todo a la perfección y les cuesta hacer las cosas de una manera imperfecta o dejar que otra persona realice una tarea para ellas. A veces simplemente hay que hacer el trabajo, pero no siempre tiene que ser el mejor trabajo.

Dilema nº 2: ¿me siento culpable cuando digo no? ¿Utilizo la culpa como castigo por haber rechazado una petición?

La solución: Koening dice que “el estrés en las enfermeras lo causa tanto el rechazar una petición (como cambiar el turno a un compañero de trabajo) como el hacer una tarea complicada”. “Al principio puede que te resulte incómodo no sentirte culpable y después ¡sentirte culpable por no sentirte culpable! Pero esa incomodidad acaba desapareciendo con el tiempo. Cuando las enfermeras sean capaces de decir no sin sentirse culpables, estarán menos estresadas.”

Dilema nº 3: ¿me tomo demasiado en serio a mi misma? ¿Encuentro tiempo para reír de vez en cuando y disfrutar de mi trabajo y mi vida?

La solución: Durante tu día hay sufrimiento pero también alegría. Las enfermeras han podido comprobar que ser optimista y sonreír durante la jornada de trabajo mejora su estado de ánimo y disminuye sus niveles de estrés.

Dilema nº4: ¿desahogarme con mis compañeros de trabajo me hace sentir más estancada?

La solución: compartir tus preocupaciones y desahogarte con los compañeros de trabajo es bueno, pero no acabes haciendo sesiones diarias solo para quejarte ya que chupan la energía y generan una actitud de víctima negativa.

Dilema nº5: ¿te estás estresando tanto por cosas pequeñas como por las cosas grandes? ¿Te llevas ese estrés a casa?

La solución: distinguir entre una preocupación pequeña y una grande. Una manera de diferenciar entre una y otra es valorando las consecuencias. La preocupación de herir los sentimientos de un compañero al rechazar un cambio de turno es muy diferente a la preocupación de administrar el medicamento erróneo a un paciente. Examina las posibles consecuencias. En el ejemplo de la solicitud, que alguien se enfade contigo no tiene mayor importancia, pero darle a un paciente la medicación incorrecta puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Y recuerda, haz todo lo posible por dejar las preocupaciones del trabajo en el trabajo y no llevártelas a casa.

Manipula tus niveles de cortisol

El cortisol es elevado durante los periodos de estrés y bajo cuando se está relajado.

Según el Dr. Shawn M. Talbott, autor del libro The Cortisol Connection, los desequilibrios que causan un aumento de peso a menudo dependen de alteraciones en los ritmos de cortisol. Aquí tienes los pasos para manipular los niveles de cortisol y encontrar de nuevo el equilibrio.

Consejo Nº 1: identifica el elemento químico que te hace comer

La conexión estrés/peso está dirigida por el cortisol. Este elemento químico envía la señal de “hambre” a nuestro cerebro (de manera que una enfermera estresada comerá más comida basura) y envía la señal “almacenar” a las células de grasa abdominales (de manera que ganarás más grasa abdominal).

El estrés/cortisol también conduce a la fatiga/depresión mencionadas más arriba lo cual acaba con la motivación (lo que expertos como el Dr. Talbott miden como “vigor” en sus estudios) de manera que haces menos ejercicio.

Consejo Nº 2: vigila tus niveles de energía.

El cortisol debe ser elevado por la mañana, cuando estás más alerta y tienes mayores niveles de energía y mejor humor, y bajo por la noche, cuando deberías estar relajada y durmiendo profundamente. La sobreexposición al estrés y los niveles elevados crónicos de cortisol acaban llevando a tener un ritmo de cortisol “plano”. Nunca suficientemente alto para tener energía o lo suficientemente bajo como para relajarte, de manera que estás cansada todo el día e intranquila por las noches.

Estas alteraciones en el equilibrio del cortisol también pueden inhibir el sistema inmunológico, elevar la presión arterial y el colesterol, aumentar el apetito, incrementar el aumento de grasa, especialmente en la zona abdominal (grasa abdominal), reducir el deseo sexual y llevar a tener problemas de memoria y emocionales.

¿La mejor respuesta? Duerme más y sé consistente. Enfermeras del turno de noche, quizá no os podéis permitir el lujo de estar despiertas por la mañana, cuando los niveles de cortisol son más altos, pero tenéis la responsabilidad hacia vuestro cuerpo y vuestra salud mental de dormir lo necesario. Lee nuestros consejos para que las enfermeras de noche puedan dormir para aprender cómo hacerlo.

Consejo Nº 3: cambia tu dieta para optimizar los niveles de cortisol.

Según el experto en fuerza y acondicionamiento John Alvino, puedes combatir las alteraciones de cortisol haciendo lo siguiente:

* Reduce el consumo de alcohol. “La intoxicación etílica aumenta los niveles de cortisol a un ritmo rápido. ¿Te suena lo de “barriga cervecera”?”

* Reduce la dosis de cafeína. Duro para una enfermera. Pero reducir significativamente el consumo de café te ayudará a perder esa grasa abdominal.

* Come menos cantidad. “Hacer solo una o dos comidas importantes al día pone un estrés en el cuerpo que puede evitarse. Esto puede hacer aumentar los niveles de cortisol.”

Consejo Nº 4: no te olvides de hacer todas esas cosas saludables.

Algunas de las recomendaciones estándar para mantener los niveles de cortisol y tu salud general incluyen llevar una alimentación equilibrada, dormir las horas suficientes y hacer ejercicio físico de forma regular (eh… Alvino recomienda no pasarse con la actividad física. “Entrenar excesivamente para quemar la grasa abdominal puede estar animando a tu cuerpo a almacenarla. ¡Demasiado de algo bueno NO es algo bueno!”)

Alvino recomienda reír un poco (y preferiblemente mucho). “Mucha gente no se da cuenta de que la risa puede disminuir los niveles de cortisol considerablemente”, señala.

¡Relajaros enfermeras!

Aquí tenéis algunos fantásticos videos de enfermeras, viñetas y divertidos concursos de pie de foto para empezar.

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