Todas las enfermeras tienen historias que contar sobre pacientes “problemáticos”. Por lo general, estas historias son divertidas en lugar de aterradoras. Hay un paciente que encuentra cualquier cosa de la que quejarse. Otro deambula por los pasillos cantando a viva voz.
Pero algunos pacientes representan un peligro para ellos mismos, así como para otros pacientes y para las enfermeras encargadas de cuidarlos. Aquí, veremos algunas de estas historias de enfermeras valientes que han enfrentado los desafíos de esos pacientes violentos que respondieron a la pregunta “¿Cómo es ser atacado por un paciente?”
¿Qué pacientes son más propensos a atacar?
En nuestra encuesta informal, los pacientes que fueron reportados con mayor frecuencia como violentos también se encontraban entre los más vulnerables. Casi todos sufrían de demencia, psicosis, trastorno de estrés postraumático o de alguna lesión cerebral traumática.
Los pacientes con demencia senil son especialmente propensos a atacar a alguien. La historia de la enfermera Kathleen David-Cote es un ejemplo común de lo rápido que pueden salir mal las cosas: “Tuve a una paciente con demencia que tomó el cordón de mi insignia de identificación y trató de estrangularme con eso. Cuando pude sacar mi cabeza del cordón, rasguñó mi brazo con sus uñas, haciéndolo sangrar. Fue muy aterrador. Su mirada daba mucho miedo”.
Bonnie Holman Erwin dice que ha sido atacada muchas veces. “Trabajé en la unidad de Alzheimer de un centro geriátrico… ¡nunca creas que los débiles ancianos no son fuertes! Definitivamente necesitas estar alerta, ser rápido y, lo más importante, comprender su condición”.
La inestabilidad psiquiátrica también puede hacer que los pacientes, incluso los niños pequeños, actúen agresivamente. A veces, las enfermeras soportan en una sola guardia muchos arranques de enojo que no suponen un peligro mortal. La enfermera Kim Ostrander Crum da esta descripción de cómo es para ella: “Trabajo en un centro psiquiátrico para niños. Me atacan de forma rutinaria: me arrojan basura a la cabeza, me dan puñetazos, patadas, mordidas, me escupen y (mis favoritos en particular) pellizcan mis pechos. Todo el mismo día”.
El trastorno de estrés postraumático es otra condición que puede hacer que un paciente que en cualquier otra situación sería pacífico, sea repentinamente peligroso. Gina VaVerka cuenta esta historia sobre un paciente veterano: “Soy enfermera del ejército y trabajaba en la unidad de telemetría en un hospital del ejército en Texas. Mi paciente comenzó a gritar en medio de la noche y a sacudirse en la cama. Fui a ver que estaba sucediendo. Cuando me incliné sobre la cama, él agarró mi estetoscopio, unió los extremos superiores y comenzó a asfixiarme. Mis compañeros de trabajo tuvieron que separarnos. Resultó que estaba teniendo un ataque de trastorno de estrés postraumático en toda regla de la guerra en Irak. Parecía que estaba completamente despierto y mirándome. Aparentemente me vio como si fuese alguien completamente diferente”.
Siguiente: ¿Cómo Deberías Responder ante un Ataque?
¿Cómo Deberías Responder ante un Ataque?
Si un paciente te ataca, siempre existen repercusiones legales a tomar en cuenta. Melissa Thomas Goodson hace esta observación astuta: “Trabajo en una unidad de Alzheimer. Ser atacada por un paciente no es extraño. Solo se necesita trabajo en equipo y confiar en que tu personal esté atento a los problemas. Lo que más me incomoda es que mientras te atacan, si no tienes cuidado y el paciente se lastima a sí mismo mientras te golpea, es recomendable que puedas explicar cómo se hizo esa herida o la institución te acusará de abuso”.
Eso no significa que no se te permita defenderte. Jahna Dyer cuenta las lecciones más importantes que aprendió después de un ataque que puso en peligro su vida: “Siempre busca una salida y nunca olvides que también eres humano. El paciente es importante, pero también lo es la enfermera”.
Estar entrenado y preparado para defenderse adecuadamente siempre es una buena idea. La enfermera Betty Reckling cuenta cómo escapó de una situación difícil: “Hace poco, un paciente me retuvo en una habitación y amenazó con romperme el brazo, el cual me agarraba muy firmemente. ¡Afortunadamente, tuve un entrenamiento defensivo no violento en un trabajo anterior y pude usar esto para escapar de su control y salir de la habitación!”.
Siguiente: ¿Cómo se sienten las enfermeras después de un ataque?
Siguiente: ¿Cómo Se Sienten Las Enfermeras Después de un Ataque?
¿Cómo Se Sienten Las Enfermeras Después de un Ataque?
Algunas enfermeras están lo suficientemente afectadas como para buscar una actividad diferente después de ser atacadas por un paciente. Otras encuentran maneras de ignorarlo (pero nunca olvidan la experiencia). La risa es a veces el mejor mecanismo de afrontamiento en situaciones donde nadie resultó herido. La enfermera Angie Maxwell Pemberton cuenta su historia sobre ser atacada de forma más humorística que aterradora: “Una señora con demencia me golpeó en la cabeza con el catéter que se rompió al golpearme… la orina voló por todas partes. Mis compañeros de trabajo se reían y esquivaban la orina para detener a la paciente”.
Sea cual sea el resultado, los actos de violencia repentinos dejan su marca. Nora Breuer señala que todas las personas que presencian un ataque se ven afectadas: “Como enfermera psiquiátrica, me ha sucedido varias veces. Es muy aterrador para todos, incluyendo a los demás pacientes”.
Una cosa que la mayoría de las enfermeras tienen en común es la compasión hacia su atacante. Entienden que los pacientes que atacan al personal de enfermería generalmente actúan por miedo y desorientación en lugar de por cualquier deseo de causar daño. De hecho, muchos de los pacientes mencionados anteriormente se disculparon cuando estuvieron más tranquilos y se dieron cuenta de lo que habían hecho.
¿Tienes alguna “historia de guerra” que contar sobre tu vida como enfermera? ¿Cuál es tu consejo para enfrentar situaciones peligrosas? Puedes contarnos en la sección de comentarios.