Sunday, November 3, 2024
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El subconsciente de un profesional de la enfermería

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El subconsciente de un profesional de la enfermería

iStock | agsandrewiStock | agsandrew

Hay cosas que una persona que no se dedique a la enfermería no puede llegar a entender nunca. Y con esto no pretendo criticar a la gente que no se dedica a la enfermería, ni mucho menos. Me refiero a cómo tu cerebro se reprograma una vez te has convertido en enfermero. No sé si esto me ha pasado de un día para otro. A lo mejor ha ocurrido gradualmente a lo largo de los diez últimos años. Lo que sí sé es que mi cabeza piensa y analiza las cosas de una forma TOTALMENTE diferente a antes de convertirme en enfermero. Y yo me pregunto… ¿me habrán lavado el cerebro?

¡Aquí tienes los efectos que la enfermería puede tener sobre tu mente!

  • En el restaurante, deseamos en silencio que la persona que se está atragantando en la mesa de al lado no necesite ayuda. Pero, si la necesita, seremos los primeros en correr a su lado.
  • Cuando caminamos a través de la nube de humo de la zona de fumadores, todos queremos acercarnos a ti y abofetearte. ¿Quieres morir respirando a través de un tubo?
  • Aunque normalmente la flema no nos molesta cuando estamos trabajando(a la mayoría de nosotros), verte u oírte toser violentamente en público realmente nos molesta. ¡¡¡Especialmente si no te tapas la boca!!!
  • Baños públicos. No, la mayoría de veces no son muy higiénicos. Lo que no soportamos es ver que alguien los utiliza y ¡se marcha sin lavarse las manos! (¿Cómo se supone que tengo que abrir la puerta y salir del baño sin contaminarme las manos?)
  • Por alguna extraña razón, ya no podemos mirar los brazos de la gente de la misma manera. Cada vez que vemos una buena vena, sí lo has acertado. Pensamos, “¡Vaya! ¡Ahí podría meter una aguja del calibre 16!” Lo siento.
  • Seguimos analizando minuciosamente cualquier cosa de la televisión o el cine que contenga un mínimo atisbo de actividad sanitaria. “Sí, seguro que ESO pasa”, es algo que pensamos en demasiadas ocasiones.
  • Incluso hoy en día sigo pensando que todos tenemos la maldición de las medidas. Inconscientemente medimos lo que orinamos, los ml. de fluidos que bebemos y, por supuesto, la cantidad de carbohidratos que había en nuestra comida.
  • Cuando estamos de vacaciones, sea cual sea la ubicación geográfica, de alguna manera “anotamos” y recordamos dónde está urgencias y el hospital más cercano.
  • No estoy seguro si esto es solo cosa de enfermería, creo que los T.E.S. también sufren esta maldición. Llevamos un uniforme de repuesto en el coche, junto con  equipamiento viejo que ya no utilizamos, como estetoscopios, linternas de bolsillo y tijeras.
  • Decimos que no con la cabeza cuando estamos delante de esas maravillosas máquinas para medir la presión arterial que hay en los grandes centros comerciales. ¡Jajajaja! Pienso que lo que de verdad nos preocupa es que la gente realmente crea que miden con exactitud.
  • Seguimos olvidando (a menudo) que la sangre, las funciones del cuerpo y los fluidos corporales no son temas de sobremesa para la mayoría de la gente. De nuevo, lo sentimos.
  • Sí, a menudo encontramos el lado gracioso de las situaciones más desagradables y perturbadoras. Me gusta pensar que es nuestro mecanismo de defensa para no volvernos locos y acabar quemados.

Esto es una explicación muy por encima de lo que pasa en nuestro subconsciente. Sigo autoconvenciéndome de que no me han hecho un lavado de cerebro, sino que me han entrenado y educado para estar siempre preparado. Aunque debo admitir que algunas veces no puedo evitar planteármelo…

(Es broma compañeros)  

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